domingo, 24 de junio de 2007

Software Libre y creación

El movimiento del Software Libre, junto con la lucha por la libre circulación del conocimiento, fundan la posibilidad de una globalización solidaria, donde nuestra América Latina se instale creativamente, desde sus propias raíces, compartiendo la información que le sea alimenticia y la producción artística y científica de sus pueblos, en comunión con todos los pueblos del mundo.
Toda creación expresa la instauración de un cierto orden en un caos preexistente. La naturaleza, de la cual formamos parte aunque a veces pretendamos desconocerlo, ordena su armonía según leyes estructurales, algunas de las cuales va descubriendo la ciencia y comprendiendo nuestro sentir a medida que vamos viviendo y creando con conciencia. La inteligencia y el sentir del hombre le permiten encontrar el punto de vista adecuado para captar lo esencial de cada estructura que percibe, conoce o siente, y de este modo puede actuar creativamente en su mundo, para que su creación no sea un parche, sino un crecimiento real y evolutivo, siguiendo los lineamientos básicos de cada ser que considera, respetando lo que ya está en él, en su raíz. Como un escultor auténtico "descubre" la forma bella que ya siente presente en la piedra que va a esculpir, o como el que educa no hace sino ayudar a crecer el germen de conciencia que ya está en el que aprende. Cuando el hombre crea así, lo hace como si tuviera a mano las fuentes de donde ha ido naciendo todo, como si pudiera acceder al “código fuente” del cosmos.
El mundo actual de globalizaciones imperialistas, ridícula caricatura de la genuina pretensión de lograr una hermandad universal, donde cada uno sea considerado y se considere a sí mismo como ciudadano del mundo, nos reclama a gritos un modo independiente y nuevo de movernos, de crear, acorde con la ley esencial del hombre, el libre albedrío y la búsqueda de conciencia. Parafraseando a H.Hesse, “para nacer hay que romper un mundo”, y no es necesaria ninguna violencia para ello, sólo conciencia y verdadera hermandad. Lo que está ya inservible se quiebra y cae, como la cáscara de un huevo cuando el pichón está listo para nacer. Pero debe haber un fuerte germen de vida dentro, y real deseo de luz y movimiento.
El movimiento del software libre y la lucha por la libre circulación del conocimiento se inscribe para mí en este marco de referencia. Es un aspecto más de la continua lucha entre bien y mal, evolución e involución. Pero un aspecto clave en este momento, si se tiene en cuenta la necesidad de independencia tecnológica en las redes de circulación de la comunicación y la información, y fundamentalmente, si consideramos el sentir básico del que surge todo este movimiento. La idea de libertad de compartir las propias creaciones con un fin evolutivo y comunitario, y al mismo tiempo la exigencia de que lo compartido libremente continúe así, sin que nadie pueda utilizar en su provecho egoísta algo que desde el nacimiento es de todos, es la actitud ideal para encarar la tarea de poner orden en nuestro caos. Y esta pauta básica es generadora de entusiasmo y despierta la creatividad: cuando creamos desde lo mejor de nosotros mismos preferimos que nuestra obra sea solidariamente compartida para la evolución humana, y no que sea utilizada en provecho de algún retrógrado bolsillo o ambicioso “ego”. De ahí que las producciones desde este lugar resulten técnicamente excelentes y se perfeccionen continuamente. Como ocurre con cualquier cosa que hacemos, si sale con "buena onda" se logra con mayor perfección.
En el poco tiempo que hace que he tomado contacto con la comunidad del software libre, me ha maravillado cómo va surgiendo esta creación. Con firmeza, conciencia en continuo crecimiento, y paciencia. Porque encontrar el momento exacto para cada decisión y acción es todo un arte, donde se está comprometido al "todo o nada", como nos gusta insistir a algunos “fundamentalistas”, aunque la forma de expresar este compromiso depende de la situación de cada uno en la vida. Esto no significa fanatismo, sin embargo: las estrategias son múltiples, la coordinación de los tiempos y los puntos de vista es un delicado ajuste, como en un organismo vivo. O como en una orquesta: el que toca el violín insiste en su sonido y en su tema, lo mismo que el de los platillos o la flauta, pero todos respetan la partitura y escuchan a los demás para que la cosa salga.
Las derivaciones o articulaciones de esta creación son infinitas: educación, ciencia, fábricas recuperadas, organizaciones sociales, accesibilidad para discapacitados, salud, música, en fin, todo lo informatizable. Otra globalización es posible, otra unidad. El universo del software libre: uno en lo diverso, la misma voluntad inicial de libre creación compartida. Inteligente, libre y solidario, respondiendo a la más profunda raíz evolutiva del ser humano, y articulable con todos los esfuerzos creativos de buena voluntad.