martes, 19 de junio de 2007

Software Libre y Sociedad de la Información

Cuando hablamos de Sociedad de la Información apuntamos a que es una sociedad en la que la creación, distribución y manipulación de la información forman parte importante de las actividades económicas y culturales; la cual surge con el uso e innovaciones intensivas de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC´s). Ahora bien, si analizamos los rasgos de la Sociedad de la Información vemos que la información esta incluida en cada uno de ellos y de manera particular, por ejemplo: en el rasgo de Exuberancia se habla de la disposición de una apabullante y diversa cantidad de información; en el de Omnipresencia se habla de cómo los instrumentos de información forman parte del escenario publico y también de nuestra vida privada; en el de Irradiación se habla de que la información transpasa las barreras geográficas; y así si seguimos estudiando(lo cual creo que a esta altura del curso no es necesario), bueno.. mi punto se dirige a que existen industrias como las del software, cuya actividad económica consiste esencialmente en elaborar, empaquetar y vender información, el software libre es uno de ellos, el cual también, luego de ser obtenido, puede ser usado, copiado, estudiado, modificado y redistribuido libremente. Este software ayuda o facilita la interacción de los usuarios con los ordenadores a través de interfaces intuitivas y graficas, entre otras cosas. Lo cual hoy en día, en la sociedad en la que vivimos(Sociedad de la Información) se hace casi imprescindible desarrollar apropiadamente la Dimensión Instrumental de la Formación Tecnológica para no caer dentro de las desigualdades sociales que provocan las nuevas tecnologías. Espero que mi opinión se pueda comprender del modo en que la quise expresar. Para realizarla tomé fragmentos del glosario y de los apuntes otorgados por la profesora.

La informática, globalizada desde hace décadas

¿Qué es la llamada “globalización” –neoliberal–?. Puede explicarse como la aplicación de políticas a nivel mundial para transferir poder desde los gobiernos locales hacia las grandes corporaciones. Estas transferencias de poder se formalizan a través de tratados internacionales, muchas veces mal llamados “de libre comercio” o de “reconocimiento de leyes transfronterizas”.

[1] El término es engañoso, no es nueva, tampoco es liberal. Aunque lo reconoce, Noam Chomsky prefiere llamarla así.


Esos tratados no establecen reglas para favorecer el intercambio comercial, lo que hacen es obligar a otros países a tomar decisiones que van en contra de sus propios intereses, pero favorecen a esas corporaciones. Un ejemplo muy actual son las negociaciones de la WIPO sobre las leyes de copyright a las que India ha reaccionado muy bien.

La globalización del copyright es un ejemplo muy claro, en sus inicios USA no reconocía el copyright de terceros países con el objetivo de fomentar la creación cultural local. Y no les ha ido nada mal. Sin embargo ahora esas mismas empresas que se beneficiaron de esos mecanismos defensivos quieren obligar a todos los demás países a cambiar sus leyes para hacer todo lo contrario.

Pero el ejemplo paradigmático de “globalización” es la industria informática. No sólo porque lleva varias décadas de más que notable existencia y de haber convertido en “periféricas” a casi todo el resto del mundo, también ha anulado casi toda producción importante local aunque esta tecnología no requiera de grandes infraestructuras, es básicamente puro desarrollo intelectual.

Así el poder y control de casi el 100% de los ordenadores personales está controlado por una sola empresa con sede en USA. El resto está dividido entre muy pocas empresas, la inmensa mayoría de ellas también en unas pocas regiones. Esas pocas empresas tienen casi el control absoluto de tecnologías, estándares, estándares de facto, almacenamiento de la información, etc. etc. Son ellas las que controlan la capa de control de la sociedad de la información.

Los gobiernos y administraciones cuando toman decisiones relacionadas con las tecnologías de la información o la industria de software lo siguen haciendo en contra de sus propios intereses, es exactamente la definición del efecto perverso de la globalización.

Es esto lo que está pasando es Europa con el tema de patentes de software, nos están obligando a desarrollar unas leyes que transfiere poder hacia las mismas grandes corporaciones aunque signifique perjuicios enormes para PyMEs europeas e incluso la actividad privada y profesional de los programadores. Eso se repite en cada una de las escalas de la administración, así el Ministro Español y unas pocas empreesas piden “neutralidad”, en Balears se renuncia a alternativas porque “cuesta esfuerzo“.

Es decir, tenemos una industria del software “globalizada” desde hace décadas, en esta industria se presentan todos los efectos negativos, especialmente la falta de poder de las regiones (la ventaja sobre otras es quizás que sus trabajadores son –todavía– trabajadores de “cuello blanco”), necesidades de trabajadores poco cualificados, dependencia total de unos pocos centros, industria muy concentrada y monopolística –y son las que más dinero ganan entre todas las industrias, basta mirar la cuenta de resultados de Microsoft–, barreras de entradas elevadísimas para cualquier empresa que quiera competir…

Pero lo peor de esta industria es que el sostén de esa globalización se basa en la ocultación del conocimiento y en transmitir el mensaje compartir el conocimiento es malo para la industria y la sociedad. Nuestra industria tiene el dudoso mérito de haber inventado el término que ha igualado chavales que intercambian música –sin ocasionar daño ni quitar nada a nadie– con aquellos que atacaban barcos y mataban sólo para robar.

Lo más triste desde mi punto de vista no es que estemos globalizados, sino que ni siquiera los profesionales y expertos informáticos seamos capaces de reconocerlo en toda su magnitud.

Afortunadamente tenemos una alternativa nada utópica, sino muy real, palpable y usable: el software libre. Éste devuelve el conocimiento a todos los individuos y el poder a sus gobiernos y administraciones locales.

Extremadura o Brasil ya han tomado sus decisiones políticas y éticas de calado, están en un proceso activo de desglobalización. Están recuperado el poder perdido y seguramente serán “amos de sus destinos” –i.e. libres–.

Pero hay otras administraciones –y empresarios, y profesionales…– que se niegan a tomar esa responsabilidad, para ellos es más cómodo seguir globalizados. No hay que pensar, ni aprender, ni tomar decisiones, eso sólo deben hacerlo los que tienen el poder.

Esta nota se encuentra en la pagina http://mnm.uib.es/gallir/posts/2005/04/17/242/